Tu Marido
Miembro frecuente
- Registro
- 29 Abr 2020
- Mensajes
- 210
- Puntos de reacción
- 78
Kylian Mbappé es el jugador llamado a convertirse en la referencia del fútbol mundial en la década que comienza. Lo han detectado las multinacionales que le patrocinan. Lo han exaltado los medios de comunicación. El capital prospera en las empresas del jugador. Su físico, también. Cada vez es más potente. Cada vez marca más las diferencias por velocidad. Solo su fútbol ha dejado de evolucionar.
La experiencia acumulada desde 2016 no ha enriquecido su toma de decisiones. Lo supieron los hinchas del PSG según se sucedían las ocasiones clamorosas a su favor. Pasados los diez minutos, Paredes lo encontró en la banda izquierda y Mbappé decidió el mano a mano con Kimmich rematando al muñeco. Procuró ajustar el tiro al segundo palo, el palo que protegen por ley los porteros y los defensas. Estrelló la pelota en Kimmich, como era de prever. Si hubiera sido Bebeto —o Neymar— la habría cruzado al primer palo, al ángulo inesperado, bajo las piernas de su marcador. Pero Mbappé pertenece a otro mundo.
Mbappé nunca será CR7 ni Messi, lo más parecido al enano que tendrá es que será otro pecho frío